miércoles, 30 de julio de 2014

SOROLLA

Creador compulsivo, un temperamento encadenado a una predisposición espitiual: "pintar". Pintar, pintar y pintar, nada más; un jardín, una playa, un parque... sin disfraces, sin excusas, sin tiempo que perder. Pintar el mar, la luz, a su mujer Clota (Clotilde García del Castillo), su amor, su bastón, su musa...











Tener una familia, la que el cólera le arrebató a los dos años.Formarla y darle cobijo. Volver al hogar, porque hay un hogar donde volver, una casa donde seguir pintando.

Sorolla es el pintor de "la luz" y el gran maestro del Impresionismo español, un genio que tuvo el placer de disfrutar del éxito en vida y cuya obra, ajena a modas y vanguardias, ha llegado hasta nuestros días en plena forma.

Nació en Valencia (1863) y estaba enamorado de Madrid. Su obra, a lo largo de un siglo y medio, se ha ido revalorizando gradualmente. En él sobran los adjetivos, es simplemente el maestro de la luz, el que con su milimétrica y deliciosa mirada ha reflejado mejor y más intensamente el mar y la esencia mediterránea.

Era optimista, vitalista, muy amante de su familia y amigos y nada de las rencillas personales. Expuso en París, Londres, Nueva York, Chicago...y suscitó celos a los que jamás dio la menor importancia.

Llevaba una vida metódica y ordenada, dormía ocho horas y pintaba al aire libre. Siempre le acompañaba su pipa y era un gran amante del género espistolar (escribía a su familia a diario y, a veces, dos cartas en un mismo día).

 Estudió en la Escuela de Bellas Artes de Valencia, donde conoció al hermando de Clotilde. Entró en una familia entrañable que le acogió, desde el primer momento, con los brazos abiertos. El padre era un reputado fotógrafo, muy cultivado que, al percibir el talento de Joaquín, le contrató como ayudante en su estudio de fotografía.

No es extraño, por tanto, que asimilado el lenguaje fotográfico sus cuadros obtengan la perfección perseguida. Su modelo era Velázquez y la forma de hacer la composición del cuadro (muy a menudo "en picado", como en el cine) tiene una gran similitud con la forma de enfocar de su maestro.

Las pinceladas de Sorolla demuestran energía, alegría y placer. Provoca que quien las contempla sonría. Nadie como él captó la
atmósfera "esmeralda" que tanto le fascinaba...


No hay comentarios:

Publicar un comentario