El Narciso de las Nieves, que florece hacia el final del invierno, anuncia la próxima llegada de la primavera. Me emociana ver con qué voluntad, con qué entereza se enfrenta a la nieve y a la tierra. Parece que les dice: "¡quiero salir!"... Y sin embargo, es frágil, tiene los pétalos tan tiernos, tan delicados, cualquier cosa puede herirle...
Pero la tierra y la nieve le obedecen, le ceden el paso y sale, florece. ¿Cómo hace para obligar a la tierra a que se entreabra? Posee una fuerza irresistible en su pequeño tallo que empieza a asomar y ¡triunfa!, porque el amor siempre triunfa.
Yo dispongo de más medios que el narciso y trabajo mi voluntad para decir a los acontecimientos, a las dificulatades, a las limitaciones: ¡dejadme paso, quiero salir! En el fondo de mi alma sé que, si perservero, lograré liberarme y obtendré la victoria.
Hago esta pequeña reflexión después de una semana realmente dura y difícil en la que todos los elementos se ponían en contra, pero, una vez más y contemplando la fuerza de la naturaleza puedo decir con orgullo que he salido "airosa del paso"...
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