En realidad, es una guía que fue publicada en 1897 para las mujeres ciclistas de la época victoriana, un manual para instruir y modelar a las primeras generaciones del pedal (incluyendo la selección de la bicicleta, su atuendo y complementos, la comida y la bebida más convenientes para tomar durante el viaje...). Se trata de un libro revolucionario para las féminas más modernas y temerarias del Imperio.
El libro, editado por Impedimenta, es una delicia estética, cuidado hasta el más mínimo detalle. Lo que más me ha gustado ha sido una nota de los editores titulada "La máquina de la libertad" y que comienza con esta frase de Susan B. Anthony: "El uso de la bicicleta ha hecho más por la emancipación de la mujer que cualquier otra cosa en el mundo".
En el larguísimo reinado de la reina Victoria, las mujeres carecían del derecho del sufragio, del derecho a litigar en juicio y a poseer bienes propios; estaban circunscritas a la esfera doméstica. Nada más casarse, sus derechos se cedían a su marido: él controlaba el dinero, las posesiones y el propio destino del matrimonio (eran otra posesión más del esposo).
Paralelamente, la Revolución Industrial provocó que naciera una nueva clase, la clase media, y por primera vez en la Historia los trabajadores disponían de un período de tiempo libre en el que se podían dedicar a todo tipo de actividades mundanas, como el croquet, deportes, actividades acuáticas, pasear a caballo... pero, sobre todo, "el ciclismo".
Los ciclistas tomaron las calles, los caminos y las carreteras en las dos últimas décadas del silgo XIX; la fiebre de la bicicleta hizo que aquellos que no habían salido de sus pueblos, de sus barrios, se aventurasen a ir a lugares desconocidos. Y fue la introducción de la cadena, que facilitaba el pedaleo, lo que permitió que el ciclismo femenino se convirtiera en una práctia "de moda". Surgía así la "Nueva Mujer", la que rompía con las convenciones sociales imperantes trabajando fuera de casa y reivindicando un activismo político mediante el sufragismo y la defensa de los propios derechos.
Consiguieron movilidad física por sus propios medios y ampliaron horizontes. La práctica del ciclismo y los cambios en cuanto a la indumentaria, proporcionaron un espacio en el que la mujer pudo replantearse su propia feminidad. La bicicleta impuso con el hombre una paridad de hecho.
Por supuesto que, visto con los ojos actuales, este manual raya en el humor y por eso los editores ingleses de la National Library recomiendan no tomárselo demasiado en serio. A mí me parece un libro encantador que me recuerda todo lo que han hecho las primeras mujeres que se atrevieron a ser libres.
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