El río Avoca comienza su vida como dos ríos (el grande y el pequeño) que se unen en un punto al que el poeta romántico irlandés Thomas Moore denominó "The Meeting of the Waters" (no hay en el mundo un valle tan dulce en cuyo seno las aguas se encuentran...) y desemboca en Arklow.
En este maravilloso lugar, denominado por muchos el jardín de Irlanda, el matrimonio Pratt adquirió en la década de 1970 uno de sus molinos (de 1723) para recuperar la tradición del tejido artesanal de la lana que tanto abunda en aquella zona.
Desde el primer momento, Hilary (profesora) y Donald (abogado) pusieron mucha ilusión en el proyecto: potenciar la economía local haciendo y vendiendo sus productos artesanales.
Basándose en la filosofía de la firma, los Pratt quisieron mostrar al mundo el alma irlandesa a través de sus productos y empezaron a venderlos en sus inmediaciones. Sólo llevaban a cabo tejidos naturales utilizando al 100% lana virgen, mohair, cashemere, angora, hilo, algodón y, por supuesto, de forma artesanal.
La cualidad se encontró con la oportunidad y la marca empezó a calar en el pueblo irlandés, amante de la belleza y la calidad. Cuarenta años después el mapa Avoca se ha convertido en la ruta de la seda de Irlanda y se ha extendido por todo el mundo. Sus tiendas son "concepstores" pues no sólo venden tejidos sino comida, café, jabones, velas y jardinería (perfumistas, ceramistas, productores de velas...).
Como tejedora, una de las escenas que guardo en mi retina con más cariño es la de las ovejitas pastando en el valle. La tradición unida a la vanguardia es algo que me apasiona, pues además de producir grandes beneficios económicos respeta y cuida todo lo que ya estaba bien encaminado. Las hermanas Wynne formaron parte de las mujeres irlandesas emergentes en una nueva era prometedora de igualdad con el hombre y "la lana" fue su hilo conductor...
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