domingo, 29 de octubre de 2023

SABER CUIDARNOS

 

La salud no es sólo la ausencia de enfermedad, sino un estado de bienestar físico, mental y social. Es un tesoro que no se valora hasta que no se pierde, pues nos proporciona plenitud y nos permite acometer en buenas facultades nuestros proyectos. Por eso, debemos preservarla, tanto por lo que supone de gozo y equilibrio personal como de trampolín para la vida.

Que la salud se encuentre en buenas condiciones depende - en gran medida - de nuestros hábitos, debido a lo cual no podemos olvidar que somos responsables de nuestro organismo y por lo tanto debemos cuidarlo. Ante la complejidad y la grandeza de la vida que se ha puesto en nuestras manos, debemos ocuparnos de ella con dedicación y esmero. 

La voluntad no basta, hay que buscar las vías que pueden ayudar a mantenernos en buenas condiciones: saber respirar, alimenatarse correctamente, ejercitar el cuerpo, descansar, apartar las interferencias negativas...

Como todo lo que requiere cuidado habrá esfuerzo (nada puede salir adelante sin él), pero acompañado de la misma ilusión de quien se ocupa de su jardín. Cuidar de nosotros es parte de la vocación de la vida, cuyo punto de inicio comienza desde nuestra realidad.

Salud es libertad. El cuerpo y la mente pueden convertirse en prisiones que pueden disminuirnos y hasta anularnos. Por ello debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para no perder la salud por hábitos descuidados.

Cuidar la salud supone llevar las riendas de nuestra propia vida. No dejar que la vida pase por nosotros, sino nosotros por ella. Cuando cuidamos nuestra salud nos volvemos más atentos y conscientes, más predispuestos a la escucha de nuestro propio cuerpo y así somos más autónomos. Nos distanciamos del remedio farmacéutico y profundizamos en una actitud preventiva ayudándonos a nosotros mismos y a quienes nos rodean evitando gastos inútiles a la comunidad.

En definitiva, la salud es el resultado de tres interacciones: física, psíquica y socioambiental. A mayor equilibrio psicoafectivo, mayor equilibrio de las defensas biológicas. Envejecemos porque nos vamos oxidando, un proceso natural ante el que debemos estar atentos. El estrés refuerza la oxidación, pues una oxidación celular masiva activa el envejecimiento. El tabaco envejece las arterias y preoxida los lípidos que ingerimos conviritiéndolos en depósitos de colesterol que taponan y endurecen las arterias. Las grasas saturadas, el alcohol y el sedentarismo también influyen en la oxidación.

Lo mejor es reforzar hábitos positivos que contribuyan a la prevención. Las vitaminas A, C y E son antioxidantes y neutralizan los radicales libres. Una dieta equilibrada y rica en aceite de oliva, frutas y vegetales es importante, pero todo ello debe ir acompañado de una actitud ante la vida serena, alegre y armoniosa. 

El amor, la belleza, el conocimiento y la dicha son los ingredientes del alma sin los cuales no puede expandirse como ella requiere. La fortaleza y la permanencia en el tiempo son propios del espíritu. No sabremos cuidarnos bien si no tenemos en cuenta al ser humano total que somos y estamos atentos a sus necesidades tanto físicas como espirituales. 

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