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domingo, 5 de abril de 2020

CERVANTES

A pesar de su gran influencia universal hay muy poca documentación acerca de Miguel de Cervantes, pero lo que sabemos con toda seguridad es que era un ser humano "excelente". En 1615, tanto él como su personaje principal, Don Quijote de la Mancha, tenían unos cincuenta años por lo que ya habían probado el sabor amargo de lo inconsolable. Sin embargo, la grandeza de ambos estriba en que en vez de dejarse vencer por el cansancio de la vida son fieles a su ideal y renuevan su deseo de vivir con verdadero entusiasmo y con una esperanza renacida. Ambos mantienen la pureza de aspirar a lo mejor y de perseverar a través del humor y de la cortesía. El perfume de la amabilidad se mantiene en Cervantes hasta su muerte...

Según Javier Gomá, Cervantes es el ejemplo de la ejemplaridad moderna: su idealismo, cortesía y humor son tres elementos civilizadores entre nosotros, los contemporáneos, y proporcionan una buena fórmula de vida para aquellos que la estén buscando. Ojalá España se asemejara a Cervantes, pues es nuestra figura más universal.

Lo que más caracteriza a Cervantes es su discreción y comedimiento (dos de sus palabras favoritas). Su cortesía total ante todo y ante todos, unida a su moderación y paciencia es la antítesis de la literatura faltona e impertinente que impera en la actualidad. En la segunda parte del Quijote emprende su obra más grande hacia un ideal que no acabará jamás.

El mal que nos acecha en la actualidad es el cinismo de los que se creen muy inteligentes, pero un sabio sabe elegir los fines. La ingenuidad (inocencia) educada para perserverar en la ilusión y el idealismo es lo que nos hace seguir aspirando a lo mejor. Además, el "ilusionado" vive con gozo y es muy superior al cínico que cada vez estrecha más su existencia e intenta hacerlo con la de quienes le rodean.

Hemos venido a la tierra para vivir de tal modo que nos hagamos dignos de ser felices y nuestra individualidad es la flor más bella de la evolución de la vida. Llenar nuestra vida de entusiasmo, significado, belleza, alegría, solidaridad, intensidad, conciencia y vivirla con sentido deportivo (es un deporte de alto riesgo, ¡o la juegas o no!) es lo que hace que sea digna de ser vivida. La auténtica aventura es intentar vivir una vida digna y bella creando una imagen impecable de la misma que pueda servir de ejemplo y referente para los demás.

sábado, 3 de septiembre de 2016

¿LEER EL QUIJOTE? (II)

Tales fueron los pensamientos suscitados por una tarde de primavera en el boscaje que ciñe al Monasterio de El Escorial, nuestra gran piedra lírica. Ellos me llevaron a la resolución de escribir estos ensayos sobre el Quijote.


 "El azul crepuscular había inundado todo el paisaje. Las voces de los pájaros yacían dormidas en sus menudas gargantas. Al alejarme de las aguas que corrían, entré en una zona de absoluto silencio y mi corazón salió entonces del fondo de las cosas, como un actor se adelanta en el fondo de la escena para decir las últimas palabras dramáticas. Paf... paf... comenzó el rítmico martilleo y por él se filtró en mi ánimo una emoción telúrica. En lo alto, un lucero latía al mismo compás, como si fuera un corazón sideral, hermano gemelo del mío, y como el mío, lleno de asombro y de ternura por lo maravilloso que es el mundo".


Previamente a esta Meditación Preliminar de sus Meditaciones del Quijote (1914) había escrito unas palabras al lector: "Mi salida natural hacia el universo se abre por los puertos de Guadarrama o el Campo de Ontígola. Este sector de realidad circunstante forma la otra mitad de mi persona: sólo a través de él puedo integrarme y ser plenamente yo mismo.
"Yo soy yo y mi circunstancia" y si no la salvo a ella, no me salvo yo. Benefac loco illi quo natus est (haz bien a aquel lugar en que has nacido)".

El último párrafo (1), y más en concreto la última frase sobre "yo soy yo y mi circunstancia" son mal entendidos, a pesar de que se citan permanentemente se recogen aquí bajo tres tipos de letras diferentes para que el lector observe diferenciadamente también el triple mensaje. De estas cosas hablan Las Meditaciones del Quijote de Ortega y Gasset, con un enclave tan escurialense y tan universal. Quizá la belleza y profundidad de estas palabras sean un buen estímulo para leer el Quijote y trabajar por salvar el lugar donde nos abrimos al universo en este año de centenarios.

(1) puede verse el párrafo completo en una placa colgada en una pared de la calle Floridablanca, de San Lorenzo de El Escorial, donde escribía Ortega.

José Sierra Pérez