lunes, 25 de julio de 2016

MARÍA DE MAEZTU

En este cuadro, pintado por su hermano Gustavo, podemos ver a María de Maeztu, quien, según Madariaga, fue una mujer de calidad excepcional, en extremo culta y con una actividad asombrosa. Rubia, menuda, vibrante, se expresaba con tal locuacidad e hilvanaba tantas cosas en poco tiempo que, a veces, era difícil seguirla...
Sus padres se habían conocido en París; su madre, Jane Whitney, era anglo-francesa, hija de diplomático y, aunque su aspecto era frágil y delicado, tenía una fuerte personalidad. Al fallecer el padre de sus cinco hijos (1898), se trasladó de Vitoria a Bilbao para sacar a su familia adelante.
Montó una residencia de señoritas en la que se podían cursar estudios, completar la educación, aprender o perfeccionar idiomas, protocolo, cultura general...

María estudió Magisterio y Derecho y colaboraba con su madre y su hermana Ángela en la residencia de forma precoz y eficaz. En 1902 ya era maestra de escuela y revolucionó con sus ideas el tipo de educación rancia y obsoleta que se impartía en aquella época; daba clases al aire libre, creó las primeras colonias escolares, empapeló las paredes con dibujos alegres y coloridos hechos por su hermano... llenó a los niños de vida y de amor y en una de sus conferencias dijo: "es verdad el dicho antiguo de que la letra con sangre entra, pero no ha de ser con la del niño, sino con la del maestro".
Su hermano mayor, Ramiro, era muy amigo de Ortega y Gasset, quien pronto se dio cuenta de que había que llevar a María a Madrid par no parar su evolución. Estudió Filosofía y Letras en Salamanca, de la mano de Unamuno y más tarde viajó a Alemania e Inglaterra para conocer de cerca el tipo de educación que se estaba dando en países más desarrollados. Se desenvolvía perfectamente en inglés, francés y alemán, por lo que al volver contaba en charlas y conferencias todo lo que había absorbido en sus viajes.

En 1915 se fundó la "Residencia Internacional de Señoritas" dirigida por María. Se utilizó el primivito edificio de la Residencia de Estudiantes (Fortuny, 14) y se siguieron las mismas normas. Su esencia: "ser el hogar espiritual donde se fragüe y depure, en corazones jóvenes, el sentimiento profundo del amor a la España que se está haciendo, a la que dentro de poco tendremos que hacer con nuestras manos".

A ella acudían estudiantes de toda España y se encontraban con un ambiente cultural y de convivencia que completaba el de la Universidad. Había un pabellón dedicado a intelectuales femeninas extranjeras y las residentes estaban en contacto con profesores, escritores, artistas; asistían a conferencias, conciertos, representaciones, tertulias, visitas a ciudades y pueblos, iban a esquiar a la Sierra...
María, con su prestigio personal y cultural, mantenía el espíritu de la Residencia proporcionando un ambiente grato y muy atractivo. Sus amigos Ortega, Azorín, Menéndez Pidal, Pedro Salinas... eran contertulios habituales. Ella asistía a las comidas y después de cenar se quedaba en el salón conversando.


Actualmente, en el edificio de la calle Fortuny se encuentra la sede de la Fundación Ortega-Marañón, una institución privada dedicada a la difusión cultural, la formación, el debate y la investigación en el ámbito de las ciencias sociales y humanidades, inspirada en el espíritu de sus titulares.
Todavía parece que en sus paredes resuena la voz de María diciendo: "Soy feminista. Me avergonzaría de no serlo porque creo que toda mujer que piensa debe sentir el deseo de colaborar como persona en la obra total de la cultura". La educación no va dirigida ni a la mujer ni al hombre, no distingue entre géneros, va al ser humano, a la persona, al individuo, todos y cada uno diferentes.
Para terminar, recordemos a Emerson: "no vayas por donde el camino te pueda llevar, ve por donde no hay camino y deja tu estela".

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