sábado, 30 de agosto de 2014

POMANDER

Pomander (pomme d´ambre: manzana de ámbar) era una bola dorada que llevaba dentro bolitas de ámbar gris, almizcle y algalia. Desde la Edad Media hasta mediados del siglo XVIII , las damas llevaban "pomos perfumados" colgados del cinturón, que inhalaban con frecuencia para protegerse de otro tipo de fragancias y del contagio de ciertas enfermedades. Del mismo modo, su ropa desprendía un aroma agradable al caminar y purificaban la atomósfera al pasar... Teniendo en cuenta que la mayoría de los tejidos no se podían lavar, cuidaban en extremo la limpieza de la ropa interior, que se lavaba con regularidad junto al ajuar de la casa (toallas, paños, mantelerías...). También ponían especial cuidado en los paños de las capillas.

Catalina de Aragón poseía un pomo de 1530 y su hija, María Tudor, tenía grandes cinturones de orfebre que sujetaban al final uno de ellos.

Me encanta lo que dice Patrick Süskind en su libro "El Perfume" "Y una vez en su interior, el perfume iba directamente al corazón y allí decidía de modo categórico entre inclinación o desprecio, aversión o atracción, amor u odio. Quien dominaba los olores, dominaba el corazón de los hombres" .

Y es que, la sensación de que "el buen olor" preserva la salud viene de que se le relaciona con lo pulcro, limpio y bello, por eso no es de extrañar que estas preciosas bolitas confeccionadas con   ricos metales y maravillosos adornos sirvieran también para atraer a los demás y dar seguridad a la persona que los portaba. Lo mismo ocurría con  los búcaron florentinos, llamados "boules de senteurs", que no sólo adornaban las estancias sino que las aromatizaban y purificaban el ambiente.

Fueron los árabes los que empezaron con una naranja cuya corteza quedaba completamente revestida de clavos de clavel, dejando el menor espacio posible entre uno y otro. Se introducía en el horno, ligeramente templado, durante toda la noche y a la mañana siguiente la corteza seca mantenía todas las propiedades y emanaba unas deliciosas fragancias. Fue a través de las Cruzadas como llegó a Occidente, lo cual fue un signo de refinamiento entre las clases más altas y más tarde se fue popularizando (para beneficio de todos).

 Incluso Tomás Moro poseía una magnífica colección de pomanders y en una de sus citas afirmaba: "Dichosos los que saben mirar seriamente las cosas pequeñas y tranquilamente las importantes, ellos llegarán lejos en esta vida".

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