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sábado, 10 de septiembre de 2016

LE MARAIS

 Le Marais (la marisma) es el distrito cuarto de París y uno de los más antiguos, pues fue el barrio residencial de la nobleza antes de la Revolución Francesa (1789).  En el centro, se halla la "Place des Vosges", de perfecta simetría y uno de los más hermosos reductos de la ciudad. Allí se encuentran el Museo Sully o la casa de Víctor Hugo, así como el Pabellón del Rey y sus cuatro fuentes. Tiene mezcla de lo antiguo con la funcionalidad de lo moderno en pleno centro de la ciudad.

El conjunto arquitectónico fue creado en 1605 por Enrique IV; está enmarcado por pabellones de ladrillo con tejados de pizarra. Son preciosos los jardines del palacio gótico-renacentista (de Sens) donde actualmente se encuentra la Biblioteca de Arte Forney.

Calles de adoquines serpentean la vertiginosa maraña de patios escondidos, provocativas galerías de arte y coloreadas panaderías. La cuidadosa estética del barrio, con ventanas pintadas y antiguas reliquias, no es fruto del azar, sino la consecuencia de la población judía que lo ha habitado durante mucho tiempo.
No en vano fue el primer lugar donde se instalaron los comerciantes y artesanos después de que la nobleza tuviera que huír de allí...

Los domingos, los parisinos van al Marais para retomar la vida lenta que añoran y poder paladear el dulce deambular. Se pueden tomar un buen desayuno, pasear por sus rincones, perderse en sus tiendecitas y disfrutar de una gran belleza. Es recordar París en todo su esplendor, y los franceses se caracterizan por conocer, profundizar y amar su Historia.
El barrio es bohemio, artístico, cosmopolita y, al mismo tiempo, un pequeño reducto de vida provinciana. La gente que vive allí se conoce y tienen sus charlas de vecindario (algo que lo convierte en un lugar humano y ameno).
Fue en los años 60 cuando se produjo su verdadera restauración y se llenó de museos, cafés, restaurantes, galerías de arte, cabarets... Allí está el Beaubourg (Centro Pompidou) de corte radicalmente moderno y vanguardista.
La Rue des Rosiers es una de las más antiguas de París y en ella la mezcla y los constrastes son muy interesantes.
En el Museo Carnavalet podemos contemplar toda la historia de la ciudad.
Las galerías de arte ocupan la mayor parte de los bajos junto a tiendas de ropa vintage.

Por muy sorprendente que parezca, todavía hay gente que lleva a arreglar su paraguas o sombrilla a uno de los mejores artesanos del tema.
La vida lenta, el andar parsimonioso, "la joie de vivre", la sensación de haber viajado en el tiempo... todas esas cosas son los ingredientes que dan como resultado un lugar que merece ser visitado y vivido.

jueves, 24 de diciembre de 2015

GEORGE MOORE

 Este cuadro se halla en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York y está pintado por Édouard Manet. El retratado es el escritor irlandés George Moore, uno de los introductores del Naturalismo francés en Inglaterra, aunque más tarde cultivó la estética simbolista  (visible en algunos de sus dramas más conocidos).

Pasó su infancia en la Hacienda de su padre en Irlanda y, según él, aprendió más de los mozos de cuadra que de los maestros de la escuela. Pronto fue enviado, junto a su hermano a Oscott (el Eton católico) cerca de Birmingham, del que fue expulsado por su tendencia a la pereza. No llegó a ingresar en la Universidad y cuando apenas fue mayor de edad se marchó a París a aprender pintura en la famosa Académie Julian; llegó a entender los misterios del color, pero no logró pintar bien.

Asitía a las tertulias de escritores y pintores impresionistas que se reunían en el Café Nouvelle Athènes (Montmartre). Conoció a Manet, Degas y Corot y le entusiasmaron; fueron sus ídolos en la pintura como Pater, Balzac y Turguenev en la literatura.


En el estudio de Manet conoció a Zola y a través de éste a Concourt, cuya obra le influyó poderosamente. Sin embargo, su primera influencia fue de Baudelaire y en 1877 publicó su colección de poesías "Flowers of Passion". Cuatro años más tarde se atrevió a escribir en francés sus Confesiones de un Joven (documento típico de decadentismo).

"Esther Waters" fue la novela en la que se podía ver que había encontrado su propio camino: un cuadro bien estructurado y poético de un sector popular de la vida inglesa.

En 1901 volvió a Irlanda y se asoció con Yeats, Lady Gregory, Edward Martyn y los demás escritores representativos del renacimiento celta. Entusiasta defensor del teatro irlandés.

Escribió una colección de cuentos de la vida de Irlanda, "The untilled field" (1903), pero empezó a chocar con el planteamiento del grupo de intelectuales y con la religión católica, que la encontraba coservadora y represiva. Regresó a Inglaterra y fue allí donde elevó a la perfección el método de la narración oral en su obra cumbre, "Heloïse and Abelard" (1921)

En realidad fue el gran novelista inglés moderno, que de pequeño leía novelas de Walter Scott y fue admirador y amigo de Oscar Wilde.

Me encanta esta caricatura que le hizo Walter Sickert para la revista Vanity pues su aspecto físico es un reflejo de su obra que, con sus experimentos y afirmaciones, resultó ser en definitiva una serie de contradicciones. Según sus propias palabras: "el genio fue para él el fruto de una gran impaciencia".

Al final de sus días pronunció una frase que quedó en la mente de todos: "vivimos de nuestros deseos más que de nuestras obras" y es que se pasó la vida probando, experimentando, viajando, investigando... no podía permanecer en lo viejo conocido, era de verdad moderno, el primero que se atrevíó a serlo con todas las consecuencias, y por eso le admiro.

lunes, 22 de junio de 2015

EL PASTEL EN EL ROCOCÓ

Maurice Quentin de la Tour (1704-1788) era un pintor francés que se introdujo en la técnica del "pastel" por la influencia de la pintora veneciana Rosalba Carriera (1673-1757). Ambos, lentos y meticulosos, trabajaban la calidad de una seda, la filigrana de un bordado o el brillo de una armadura con la minuciosidad y el detalle que exigía el "rococó".

 Ella ayudaba a su madre en los patrones de los encajes que realizaba y más tarde se especializó en pintar miniaturas para las cajitas de rapé, que hacían las delicias de los viajeros que llegaban a Venecia.

Francia se rindió a sus pies y ella se trasladó con su hermana a París, donde recibió numerosos encargos de los reyes y de la corte.

Viajó por toda Europa y fue miembro de varias Academias. Jamás contrajo matrimonio, dedicó toda su vida al arte de pintar y al arte de vivir. Murió en Venecia, a los 81 años y, casi, ciega...

Él, nació en Saint Quentin y gracias a los grandes personajes que admiraban su pintura llegó a vivir como un auténtico caballero.

Fundó una escuela de dibujo en su pueblo y donó becas de viajes para jóvenes pintores.

Me gusta mucho como, los dos, captan el rasgo característico del retratado. Van más allá de la definición de los rasgos físicos y recogen su esencia (los retratados cuando se veían decian: "¡eso es, así soy yo!").

Establecen entre el retratado y el observador una corriente de complicidad pues el modelo, más que posar, parece que se asoma por el quicio de una puerta como para espiar o saludarnos desde el otro lado... Pintan rostros felices, risueños, llenos de autocomplacencia. Se introducen en los salones de lo que hoy llamaríamos "the beautiful people" en sus tiempos de mayor esplendor y despreocupación.

"Vive, vive tú que puedes, vive mientras puedas que yo más quisiera ser el más pobre de los vivos que ven la dulce luz del sol antes que ser el rey de los muertos". (Retrato de Luis XV de Quentin de la Tour).

Rococó es una palabra francesa que viene de rocaille (piedra) y coquille (concha) porque eran los elementos que más se usaban para la decoración de interiores. Sus pinturas eran sensuales, alegres y frescas; los pasteles (tonos suaves) potenciaban el volumen y acercaban a la realidad; era ideal para mostrar lo elegante, refinado, íntimo y delicado. Se le consideraba un arte mundano y frívolo, pero no se le puede negar que fue el símbolo de la gracia del Antiguo Régimen. Era una reacción lógica frente al pesimismo y la oscuridad del barroco.

Tiene mala prensa, es muy criticado (cursi, mundano, insustancial), pero a mí me gusta, me provoca una sonrisa y me contagia su "joie de vivre". Pienso que cumplió con su eslabón evolutivo...




martes, 19 de mayo de 2015

MADAME POMPADOUR

Si hay una mujer en toda la Historia de la Humanidad que me fascina es Madame Pompadour. Es el más claro ejemplo de que cuando "la cualidad se encuentra con la oportunidad se produce el milagro". Y es que, esta petite bourgeoise llegó a reinar, de hecho, un país tan poderoso como Francia en pleno siglo XVIII. No voy a hablar de su biografía, no es el lugar, sino de sus importantes aportaciones...

"Maîtrisse en titre" (Amante titular) del "Bien Amado" Luis XV, era una mujer extrovertida, seductora, idealista, con un gran sentido del optimismo y exacerbada pasión por todas las actividades que hacían de ella el centro de atención. Su indiscutible "glamour" la convertía en musa inspiradora del arte y de la cultura. Tanto su personalidad como su exquisito refinamiento la condujeron a ser la verdadera amante, amiga y confidente del monarca durante más de veinte años.


Al no ser noble, el rey la regaló El Marquesado de Pompadour y pudo instalarse como aristócrata en la corte de Versalles. La reina y ella tuvieron una relación magnífica desde el primer momento (tenían los papeles muy bien establecidos). 

Las dos sabían que la pasión se enfriaría, pero había que cuidar la principal enfermedad del rey: "el tedio". Nadie como Jeanne Antoinette Poisson (se verdadero nombre) para organizar, con ayuda del filósofo Voltaire y del poeta Bernis brillantes fiestas donde los manjares se unían con el placer del espectáculo y el conocimiento de personalidades excéntricas.


Mientras decoraba nuevos salones en los palacios, se fue interesando por la política, hasta el punto de que nada ocurría en el reino sin su intervención. Con diestros golpes de timón, supo atraerse a todos los sectores e incluso, ayudada por Voltaire, derrotó a los clericales (lo más hostiles).

En 1752 patrocinó la publicación de L´Encyclopédie Française, obra fundamental por sus proyecciones en todas las ramas del saber.Promocionó  París para convertirla en la ciudad más bella del mundo y, para ello, su tío y su hermano renovaron todos los barrios y la modernizaron. Fomentó la primera Escuela Militar e impulsó con su dinero y privilegios la manufactura de porcelanas de Sèvres.

En 1756 era "Dama de Compañía de la Reina" y la mujer apasionada dio paso a la inteligencia madura tomando a su cargo la administración de los placeres del monarca y evitándole las fatigas del gobierno. En ella descansaban los destinos del reino en un período tan difícil como la Guerra de los 7 años que concluyó con la pérdida de Canadá y otras colonias y el naufragio enconómico que atravesaba el país.

A pesar de que eran famosas sus litografías, su riquísima biblioteca y sus múltiples colecciones artísticas, dotaba a doncellas pobres y reconstruía pueblos enteros. Los artistas y artesanos se beneficiaron de su buen gusto y de su inmenso amor por "el arte". También su afición a las artes decorativas dio lugar a poner su nombre a un estilo suntuoso pero sobrio que tipifica una época frívola no exenta de sensibilidad.


Diderot, el encilopedista por excelencia, era otro de sus protegidos y hasta el turbulento Rousseau acabó por rendirse. Quensay, autor de la famosa máxima: "laissez faire, laissez passer, le monde va lui-même", formaba parte de su círculo.

Grabó delicadas escenas que se conservan que denotan un espíritu sutil y equilibrado además de un elegante sentido estético. 

Llevaba la creatividad corriendo por sus venas y poseía un fascinante don para conseguir todo lo que se proponía ya que la seguridad en sí misma y su altivez imperativa estaba enmarcada en una gran delicadeza. Todo ello hacía que cualquiera se rindiera a sus pies.

Fallecía con 42 años en su apartamento de Versalles. Después de una misa sus restos recorrieron todas las calles de París y fue enterrada en Los Capuchinos de la Plaza Vendôme. El rey, desolado, no reaccionó, se iba para siempre su más querida y fiel amiga, pero su espíritu permanece entre nosotros.

"Madame Pompadour" es la esencia de Francia y fue capaz de crear un estilo cuyo sello está vigente y es sinónimo de "elegancia y seducción femeninas"

jueves, 3 de julio de 2014

CHOPIN

Frédéric Chopin es uno de los compositores de música y pianista que más me gustan. Nació en Polonia (1810) y murió en París (1849). Se formó en el conservatorio de Varsovia y comenzó su carrera en Polonia y Viena, pero prefirió emigrar a París, donde encontró su mayor inspiración. Conoció a Georges Sand, que sería su compañera durante nueve años.

Fue un compositor de música romántica y uno de los pianistas más importantes del siglo XIX. Junto a Franz Liszt creó la técnica moderna del piano e influyó en toda una línea de compositores como Ravel, Debussy...

En la primavera de 1841, dió su primer concierto en la Sala Pleyel y fue tan magistral que Liszt lo comentó en La Gaceta Musical. Pero ya no daría más conciertos en los años siguientes, prefería tocar para sus amigos durante sus numerosas veladas pasadas junto a ellos en su apartamento de la calle Pigalle de París.


De 1836 a 1847, fue el compañero de la escritora Georges Sand (Aurore Dupin, baronesa Dudevant) y llevaron juntos una vida mundana nutriéndose de una  recíproca admiración.

 En noviembre de 1838 partieron para instalarse a vivir en Mallorca con los dos hijos de Georges Sand y, después de unos comienzos muy agradables en una preciosa villa, Chopin fue afectado por una fuerte bronquitis que llegó a ser tuberculosis.

En deplorables condiciones se refugiaron en un monasterio de Valdemosa y fue allí donde compuso su cicle de veinticuatro preludios op. 28 y su segunda balada.

Volvieron a Francia y, de 1829 a 1846, Chopin tuvo una etapa muy feliz, pues compuso en Nohant "La Polonaise Héroique" y la "Barcarolle".


 Pero, en 1847, la pareja, que después de un cierto tiempo ya no mantenía la misma pasión que a los comienzos de su relación, se separó definitivamente. Sólo se volvieron a ver, por casualidad, una vez al año siguiente.

Su estado de salud empeoró por momentos, pero hizo una última gira de siete meses por Inglaterra y Escocia y tuvo la gran satisfacción de conocer a Charles Dickens y de tocar ante la reina Victoria.

Regresó a París gravemente enfermo, pero continuó dando clases, la mayoría de las veces tumbado en un sofá al lado del piano.

Murió un 17 de octubre, en 12 Place Vendôme, a la edad de 39 años...



domingo, 22 de junio de 2014

PRESENTACIÓN DE LUZ Y ARTE


 Me llamo Amparo Ruiz Palazuelos y estoy encantada de recibir en mi recién estrenado blog a todos los que quieran visitarlo. Haré todo lo posible para que os sintáis cómodos en él y que los diferentes temas que os vaya presentando os interesen y diviertan. Vuestras opiniones y comentarios me ayudarán a pulirlo y depurarlo y seguro que, entre todos, lograremos hacer algo que merezca la pena...

La luz representa la inteligencia, la agudeza, la capacidad de discernimiento y cuando penetramos con ella la materia la convertimos en arte: ese es el significado de su nombre.

La idea se le ocurrió a un tío de mi padre, el tío Fernando Ruiz Luciarte. Aplicó la creatividad y el ingenio hasta en su propio apellido y lo convirtío en Luzyarte, concepto que explicaba mucho mejor sus múltiples quehaceres. Yo soy también bastante interdisciplinar y me cuadra divinamente dentro de las cosas que voy haciendo, pero he dado el paso evolutivo y lo he separado: Luz y Arte.



 Os presento a la tía Marta, su mujer, una aristócrata noruega, mundana, cosmopolita y muy cultivada que estaba totalmente enamorada de él. Juntos hacían un buen equipo, pues ella tenía mucho más sentido de la realidad y de lo práctico que él... Tenían una casa en San Sebastián, cerca de Ondarreta, a la que nos encantaba ir pues parecía que nos trasladábamos a otra dimensión...

  El "autopédal" era un pequeño cochecito con pedales y motor que se inventó el tío Fernando para poder ir por las ciudades sin problemas de tráfico.

Una cosa que repetía con mucha frecuencia y que se ma ha grabado para siempre era: "si quieres algo que no encuentras, hazteló tú mismo". 

Viajaban tanto que nunca terminaban de contar cosas fantásticas de todo el mundo. Conocían a las personas más extravagantes y divertidas que nadie se puede imaginar y yo no me cansaba de escucharles y de verles.



Siguiendo sus consejos me he lanzado a crear este blog (con muy poca experiencia) en el que pretendo ir compartiendo con vosotros cosas que unas veces serán más personales y otras más narrativas o anecdóticas, pero procuraré que siempre me sintáis cerca. Es una de las posibilidades que nos da la técnica actual, tener como una especie de cuarto de estar virtual.
Me gustaría mucho que, a través del blog, pudiéramos      desarrollar nuestra capacidad de "discernimiento"  para evitar caer en las trampas que, a veces, nos tiende la vida.  Con él podemos distinguir  lo verdadero de lo falso, la realidad de las apariencias; nos indica la dirección a seguir y los pasos inadecuados que debemos evitar dar; nos protege de los errores y de las ilusiones. Pero también "la sensibilidad", la que, a través de la intuición y los sentidos nos abre al mundo, a lo universal, a lo que se ve y a lo que no se ve. Nos prepara para sentir, para experimentar y, de esa forma, hacernos tener una concepción más global y completa de las cosas y de las personas. A través de la pintura, la literatura, el teatro, la música, los viajes, las relaciones humanas, el contacto con la naturaleza... iremos creando nuestra forma propia y peculiar de vivir, de estar en el mundo, nos inventaremos nuestro propio estilo.