El objetivo es introducir la bola, con la ayuda del palo, en la base de cada uno de los banderines del recorrido, con el menor número de golpes posible.
La longitud de los hoyos es variable, siendo 50 metros la mayor distancia. Pueden jugar hasta ocho personas por banderín.
En realidad es una mezcla entre el croquet y el pitch/putt de golf y potencia la coordinación psicomotríz así como la relación social y la cooperación.
Cada jugador es responsable de su conducta y se lleva a cabo en contacto con la naturaleza (formenta el respeto hacia uno mismo, hacia el grupo y hacia el entorno). Requiere concentración (que la mente no divague), una disciplina muy útil a todos los niveles y la honestidad e integridad propios de un nivel de conducta elevado.
Además de ser un entretenimiento divertido, fomenta la capacidad de superación, la sana rivalidad y la emoción.
Me ha sorprendido la noticia de que España sea el único país de Europa que lo practica y que en Japón tenga unos cuatro millones de seguidores. Es curiosa la cantidad de afinidades que tenemos con un país tan lejano...
Nada como un buen deporte para fomentar, potenciar y cultivar las relaciones humanas y la posibilidad de conocer otras culturas que, como en este caso, prometen...
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