martes, 20 de diciembre de 2016

KYNANCE MEWS

Escondido tras un arco de piedra está Kynance Mews, un pequeño callejón situado en pleno corazón de Kensington New Town (actual Victoria Road Village), un distrito muy de moda al sur de Kensington High Street. Se trata de una pintoresca calle empedrada, rica en Historia y repleta de personajes y curiosidades. Milagrosamente se mantuvo intacta en la Guerra (1940), a pesar de que la zona fue muy dañada. Muy próxima está la Inglesia de Cristo, con su precioso jardín de lavanda.

Los "Mews" son espacios  fértiles y vitales que han surgido como consecuencia de la propia evolución urbana y de la reinterpretación y uso inteligente de unos antiguos establos que, después de tres siglos, permiten que en ellos se desarrolle una próspera vida social en un contexto de convivencia inmejorable.

En dos hileras (una frente a otra) y ocultos tras las monumentales fachadas victorianas del centro de Londres (de los siglos XVIII y XIX), estaban en la parte trasera de las mansiones. En la planta baja, en contacto directo con la calle, tenían un doble acceso (peatonal y rodado) para alojar a los caballos y los carruajes. En la planta superior, vivían los sirvientes y sus familias en pésimas condiciones de habitabilidad. También había pequeños talleres de herrería y mecánica que servían de apoyo a los establos y aumentaban la densidad e insalubridad.

Con la aparición del automóvil, a comienzos del siglo XX, se llevó a cabo un reciclaje hacia otros usos de los garajes y almacenes, parecido a los "lofts" de Nueva York (años 50-60), y tanto escritores, como artistas o gente con profesiones liberales, interesados en vivir en el centro a precios económicos, decidieron reconvertirlos en viviendas de calidad utilizando la parte de abajo para su trabajo.

Su progresiva rehabilitación y acondicionamiento ha hecho que su demanda se dispare y actualmente son los lugares más deseados para vivir. Tienen el valor añadido de que, a diferencia de "las mansiones" protegidas como Patrimonio (que no se pueden tocar), ellos gozan de gran libertad para hacer todos los cambios que consideren oportunos (dentro de la Ordenanza Municipal) respecto al diseño original, tanto en el exterior como en el interior.
Cada Mews es único, dentro de un sistema de patrones comparitdo. Su mayor encanto estriba en la diversidad, la abundante vegetación y la proliferación de elementos decorativos diferentes que contrastan con la homogeneidad, monumentalidad y carácter neutro de las fachadas principales victorianas que forman parte del urbanismo formal y están protegidas por las exigencias del marco normativo.
En el centro y el oeste son muy caros, pero se están extendiendo por toda la ciudad en un claro proceso de transformación y regeneración.
Son, en realidad, verdaderos oasis en pleno centro de la ciudad, pues la falta de tráfico, el contacto directo tanto con la calle como con los vecinos, el poder realizar multitud de actividades conjuntas, la libertad y el respeto, dan lugar a una auténtica "calidad de vida". Curiosamente, son los descendientes de las grandes mansiones los que más aprecian y valoran sus antiguos establos, pero la Historia es sabia y cíclica y tiene la virtud de conseguir que "los privilegiados no sean siempre los mismos", ahora son los grandes propietarios los que, encadenados a sus posesiones, no tienen liquidez para vivir como les gustaría...





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