Josep María Esquirol nos alerta acerca de que la civilización humanista está retrocediendo amenazada por los nuevos bárbaros, los "tecnobárbaros". Nos dice que contra la inmediatez compulsiva y la hiperconectividad, que nos convierten en medio-humanos, medio-máquinas, hay que oponer resistencia.
La exposición pública, la dispersión y la indiferencia deben ser frenadas con la pausa, el hablar franco, la proximidad, la diferencia, la reflexión, la reinvención de la mirada y el retorno al pensar.
El ser humano está a la intemperie (sobre una horizontal que es la tierra, se debe mantener en vertical y tender hacia el cielo en soledad) y se ve obligado a afrontar los hechos y a oponerles resistencia reaccionando con el gesto del amparo y del cuidado. Para ello son imprescindibles tanto la protección como la resistencia. La casa es cobijo, proximidad, comprensión y calidez que nos ampara de la itemperie. El verbo casar significa reunir, juntar, crear espacio de proximidad, cercanía; ella nos brinda cotidianidad, algo que no es gris ni mediocre, sino rico y profundo.
Si uno no es franco consigo mismo, no puede pensar ni dialogar de verdad. El hablar de forma sincera forma parte de la proximidad, de la familiaridad. Hay que plantar cara a todo aquello que erosiona, desgasta, aliena, absorbe; es mejor situarse en el margen ya que es una actitud que termina por ser fecunda, pues el sistema se inquieta ante lo que se le resiste y no puede seguir adelante. Debemos resistirnos a toda forma de hegemonía, a toda tendencia homogeneizadora, totalizadora, porque nos empobrece, reduce y mata.
Está claro que ta tecnociencia más el capitalismo están creando un nuevo tipo de sociedad y no podemos permitir que se erradique el misterio de la vida, pues el sentir inteligente es una maravilla y un secreto; es un error monumental perder la hondura y el misterio.
La persona que piensa, que comprende una situación, es más libre que la que no lo hace (esclavo). Pero el pensamiento necesita una soledad reflexiva (no aislamiento), un espacio para madurar la experiencia y el juicio. Como dice Simone Weil, "todo reside en la capacidad de prestar atención, en concentrar de nuevo la mirada". En la Educación habrá que olvidarse de la desmesura curricular y dar más espacios para respirar y atender. El mejor servicio que se puede hacer actualmente a la sociedad es: "mantener la diferencia".
Os recomiendo fervientemente este libro de un autor al que se le va conociendo por el método publicitario más eficaz de todos los tiempos: "el boca a boca". Es cierto que ha ganado el Premio Nacional de Ensayo 2016, pero lo que de verdad le avala es el ser un Profesor de Filosofía, con ideas muy claras, que nos puede facilitar el camino y amparar con su impecable orden íntimo.
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