jueves, 7 de agosto de 2014

WODEHOUSE

Pelman Grenville Wodehouse (1881, Surrey) decía: "huye de los rostros graves que no saben reír, de los espíritus que no entienden de las ironías", algo que comparto absolutamente. El sentido del humor caracteriza a las personas tónicas, positivas, alegres y llenas de esperanza y pienso que más que algo genético es el resultado de un trabajo y de un esfuerzo personal, de una disciplina tenaz e inteligente. Pero, lo más gracioso del caso es que los que tienen un gran sentido del humor, no se toman a broma eso del buen humor...

 Wodehouse era un humorista británico que hacía humor en estado puro, sin sarcasmo y crítica; humor sin acritud, sin segundas lecturas, simplemente humor.

Describía con fina ironía la sociedad de la alta burguesía y la aristocracia de su época, pero con profundo cariño. Amaba a sus personajes y a su mundo literario, un mundo en el que los grandes conflictos de la humanidad son eliminados de un brochazo.

Sin embargo, este delicioso autor era un genio dotado de un estilo chispeante y de un ingenio sobrenatural. Tenía la rara habilidad de convertir la situación más cotidiana en una locura de proporciones desmesuradas. Sus diálogos eran rápidos y agudos y sus descripciones elegantes y coloristas. Sus tramas estaban diseñadas con la precisión de un buen relojero. No es lo que contaba sino "cómo" lo contaba... (... en cierta ocasión me comprometí con su hija Honoria, una espantosa exhibición de dinamismo que leía a Nietzsche y tenía una risa como de olas rompientes contra una agreste costa rocosa...)


Comprendo que el humor es algo muy personal, pero cuando leo a este autor me siento bien, en paz, feliz y optimista. Lo último que pretendo es que me ofrezca una visión realista de la vida sino el milagro de su prosa y su atmósfera inocente. Me transporta a un mundo de ficción en el que reina la verdadera pureza y lo lleva a cabo con tal facilidad y fluidez que me hacen valorar la excepcional maestría que llegó a conseguir después de no dejar de escibir un solo día de su vida...

Encuentro insuperables la serie de relatos y novelas que discurren en la Inglaterra de los años veinte y están  protagonizadas por Bertie Wooster, un jovencito de cabeza un poco hueca, "casi millonario" y bastante amante de las fiestas y de su estoico mayordomo Jeeves, siempre fiel y con una solución a punto para las desternillantes aventuras en las que se embarca su señor...

En realidad son pesonajes típicamente ingleses, con su peculiar sentido del humor y su flema, en un ambiente en el que todo el mundo se divierte (aunque jamás tengan dinero) y se meten en líos disparatados que se solucionan de una forma más disparatada todavía.

Bertie lo narra en primera persona y terminamos empatizando con él pues es leal, amable, caballeroso, con un carácter espléndido y que ansía la sabiduría de quien, en realidad, no es más que su maestro. Jeeves es su guía, es filósofo, amigo, ecuánime, resolutivo, respetuoso y le adora pues sabe que es dócil y le permite ampliar su marco de referencias y convencerle de la utilidad de ejercitar el cerebelo.

Lo que más admira el mayordo de su señor es su bondad, pues piensa que lo más importante en esta vida es ser compasivo, educado y divertido. Estoy totalmente de acuerdo con Jeeves y pienso que vivir a través de Bertie es un bálsamo para las heridas de nuestras doloridas mentes...

"Digasé lo que se quiera de los victorianos, es un hecho generalmente admitido que muy pocos de ellos eran de fiar cuando se veían con una paleta de albañil y un montón de ladrillos a mano " (Bertie Wooster).















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