El escritor Nigel Nicolson la definía como "mejoradora de vidas" pues pasar un rato con ella era como "tomar champán". Y es que esta mujer frágil y a la vez autoritaria fue el bastión del Grupo Bloomsbury que intentaba asociar la cultura británica a la modernidad. Se comprometió con su tiempo, fue editora y animó a escribir, a pensar, a amar el conocimiento y el arte. Siempre contó con el inestimable apoyo de su marido, Leonard Woolf, gracias al cual pudo llevar a cabo tareas lo que se dice titánicas. Yo la considero una de las escritoras más importantes del siglo XX.
Su libro "Una habitación propia" es un ensayo que tiene su raíz en dos conferencias que le solicitaron y pronunció en 1928 sobre el tema "La mujer y la novela".
El libro está dividido en seis capítulos y en el primero reflexiona en voz alta sobre las dudas a la hora de elegir el mejor enfoque para expresar sus propios sentimientos y pensamientos. Llega a la conclusión de que que "una mujer debe tener una habitación propia para poder escribir" y, a partir de ahí, insta a los lectores a que saquen sus propias conclusiones.
Hace un análisis profundo y valiente de la historia de las mujeres, de su relación con el mundo en general y con la literatura en particular. Es un verdadero ensayo cuyo anhelo es que la mujer (como el hombre) sea un ser humano íntegro, independiente y autónomo. Hace notar como las mujeres, a lo largo de la Historia, han sido invisibles en la esfera pública, pero siempre han estado muy presentes en la esfera privada.
Inventa a la protagonista, que es autora y narradora a la vez, y se dirige en primera persona, con un estilo directo, a un público que es a la vez oyente y lector. Su prosa fluye clara y brillante con un lenguaje sencillo pero irónico dejando entrever en cada párrafo inteligencia profunda y reflexiva. .
Su estilo narrativo es muy peculiar pues lo enriquece con metáforas e imágenes admirables, como la de la mujer como espejo que refleja al hombre al doble de su tamaño real o la imagen de la hermana ficticia de Shakespeare con la misma capacidad y deseos que él, pero sin ninguna de sus oportunidades...
La mujer, para dedicarse a la literatura, necesita una habitación propia, el símbolo de la libertad personal, de la independencia física (espacio) y económica (tiempo). De la paz y la libertad intelectual nacen las grandes obras literarias.
Termino con este consejo sabio que nos dio a todas las mujeres: "espero que encontréis bastante dinero para viajar y holgar, para contemplar el pasado y el futuro del mundo, para soñar leyendo libros y para rezagaros en las esquinas y, sobre todo, para hundir hondo la caña del pensamiento en la corriente".
Esta es la casa, en el barrio londinense de Bloomsbury, cercano al Museo Británico y a la Universidad, en la que esta magnífica persona y escritora contribuyó enormemente a la evolución del ser humano y no sólo de la mujer pues lo que más me gusta de ella es que dijo: "en el plano del alma, en el que hay dos poderes (masculino y femenino), el estado ideal para escribir sería la fusión de los dos donde ambos puedan vivir juntos en armonía".
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