¿Quién puede hacer algo tan delicado, primoroso, diminuto y perfecto? Ésto sólo es un detalle de una de las cunitas de la magnífica artesana Pilar Royo, perteneciente a la empresa familiar "Artesanos Felipe Royo".
Forman un buen equipo en el que cada miembro tiene una formación profesional diferente y está especializado en lo suyo; entre todos se complementan muy bien.
Ana, una de las hijas, montó un taller de miniaturas en casa y fue embarcando a los demás. Su madre, Pilar, se especializó en la lencería; Elena es pintora y hace la policromía; Antonio Felipe (el padre), los muebles; Fernando e Inma ayudan y, ocasionalmente, Julián. Son de Aragón y reinventan escenas de su tierra a escala 1:12 desde 1999.
El trabajo que realizan es totalmente creativo y artesanal. Los torneados de los muebles (de maderas nobles) se hacen a mano y se llevan a cabo después de una minuciosa investigación y de ver piezas antiguas, pues a los coleccionistas lo que más les sigue atrayendo es la época victoriana.
Todo está pintado con pincel y las pequeñas diferencias (aunque sea un mismo modelo) dan autenticidad, belleza y valor a cada una de sus piezas, son únicas.
Los abuelos regalaron a las niñas una casita de muñecas hecha por ellos mismos y esa fue la semilla de que Ana diera con la solución a la hora de conciliar lo laboral con lo familiar. Ninguna decisión en su vida ha podido ser más acertada.
Teniendo en cuenta que los utensilios y objetos son mínimos, Pilar tiene que ayudarse de una lupa (o dos) para poder ver lo que tiene entre manos (los botones, que le hace Elena, son de milímetro y medio, por ejemplo).
Su labor se hace individualmente, cada uno cuando mejor le viene y en sus lugares favoritos; a veces se reúnen todos, pero no es fácil. Una de las cosas mejores que tiene España es la lencería de niños y hogar; ningún otro país del mundo nos supera en gusto y exquisitez y nos admiran por ello.
Creo que esto sí que forma parte del proyecto de dar fuerza y calidad a la "Marca España". Se está retomando el buen hacer de las cosas hechas con las manos contando con todos los avances del siglo XXI y que son genuinamente nuestras. Valores como la familia, el hogar, los niños, las empresas familiares, el cumplir con la palabra dada, respetar los plazos de entrega, la exclusividad en el diseño... son lo más vanguardista a la hora de reinventarnos. Creo firmemente en ello y tengo grandes esperanzas en los nuevos empresarios que se atreven a ser realmente "modernos" respetando y mejorando la tradiición.
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