viernes, 30 de septiembre de 2016

VER CON OJOS DE NIÑO

Jugar es la razón de ser de la infancia, es de vital imortancia y por eso el niño tiene derecho al juego, al esparcimiento, según La Convención de los Derechos del Niño establecida por las Naciones Unidas.
Por su parte, la UNESCO dice que todos los niños del mundo juegan y que jugar condiciona el desarrollo armonioso del cuerpo, de la inteligencia y de la afectividad. "El niño que no juega es un enfermo en cuerpo y en espíritu".
El juego forma parte y está en la base misma de la cultura.

Me da mucha pena que "la soledad" sea la más grave enfermedad de muchos niños actualmente.
Está demostrado que las familias de alto poder adquisitivo programan la vida de sus hijos como si fueran adultos: no les dejan un segundo libre para, en realidad, no hacer nada; obligan a los niños a vivir sin existir como lo que realmente son: ¡niños!
Es importante que los adultos aprendamos a mirar el mundo con los ojos del niño, darle voz para que denuncie los errores que cometemos con ellos.

¿De qué le sirve a un pequeño tener un cuarto maravilloso si no hay nadie que le acompañe a la cama, le lea un cuento y le de el último beso antes de dormir?
Desde que son muy chiquitines se ven sometidos a aprender "de todo" a gran velocidad (idiomas, informática, música, bailes...), pero no les queda tiempo para jugar. Jugando, desarrollan la capacidad motora, emocional, social y cognitiva; son más comunicativos, creativos, llevan a cabo tareas y hábitos y ellos mismos van creando un mundo en el que van ensayando la realidad que les rodea.
Si vemos a través de sus ojos, podremos sonreír, identificarnos, indignarnos y querer cambiar el mundo; podremos dejar escapar una lágrima o apretar los puños, mientras el corazón acelera su marcha...
"Pero lo que no podemos hacer es mantenernos indiferentes".

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