domingo, 9 de octubre de 2016

PADDINGTON BEAR


En 1958 William Collins publicó el primer libro de una serie que se llamaría "A bear called Paddington", en un formato de tapa dura y con ilustraciones de Peggy Fortnum. El osito había vivido en el oscuro y recóndito Perú con su tía Lucy desde que, a los pocos meses de nacer, sus padres habían fallecido. Lo cuidó y le enseñó un perfecto inglés con la finalidad de mandarlo a Inglaterra y así fue como "Pastuso" llegaba como polizón en una lancha salvavidas.

Los señores Brown lo conocieron en Londres, en el andén de una estación de tren, mientras esperaban la llegada de su hija Judy. El osito estaba sentado en una vieja maleta de piel cerca de la oficina de objetos perdidos; llevaba puesto un sombrero de ala ancha, abrigo azul de fieltro con capucha y botones de madera alargados, un bote de mermelada en la mano y un cartel que decía: "cuiden de este oso, por favor". Lo llevaron con ellos a casa y así fue cómo empezaron sus aventuras...

Todo empezó porque el autor del libro, Michael Bond, compró a su mujer un osito de peluche como regalo de Navidad. Se le ocurrió llamarlo con el nombre de la estación de tren cercana a su domicilio ("Paddington") y, ya en casa, le inspiró de tal forma que, en poco más de una semana, escribió ocho episodios.
Llegó a tener tal éxito que Michael dejó su trabajo en la BBC para dedicarse a escribir a tiempo completo.
La sabia mezcla de la inocencia del niño con la sofisticación del adulto que representaba el oso fue la causa de una enorme aceptación. Experimentando una serie de situaciones cotidianas, muy divertidas, aprendía a vivir. Poseía un gran sentido del bien y del mal y no aceptaba de buen grado la burocracia de las ilógicas reglas por las que se regían los humanos. Ser oso, le permitía salir airoso de cualquier situación, pues aunque se iba humanizando, jamás podría ser humano (las cosas no funcionarían bien...).


En 1959 fue declarado el mejor libro infantil por el Gremio Británico de Libreros y se empezaron a publicar las siguientes novelas. Desde entonces hasta ahora su fama no ha decaído jamás y este osito entrañable se ha convertido en otro de los adorables personajes que forman parte del "british style".
Ponen alma a los objetos y por eso los convierten en imperecederos... y, además, los hacen muy rentables...

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