viernes, 22 de mayo de 2020

LA CHOZA DE CORCHO

En la fachada occidental del Palacio Real de Madrid, se extiende un jardín rectangular de unas veinte hectáreas de superficie que llega hasta el Paseo de la Virgen del Puerto. Zona de un acentuado desnivel, fue difícil de ajardinar a lo largo de los años y, a pesar de que ya en el siglo XVI hubo proyectos para llevarlo a cabo, hasta el siglo XIX no se realizaron las obras. En 1844, reinando Isabel II, el arquitecto mayor de palacio Narciso Pascual y Colomer planteó una cuadrícula formalista con un eje en el que se instalaron dos fuentes monumentales: la de los Tritones (en el punto más elevado) y la de las Conchas en el centro. La idea de tener faisanes, pavos reales, jarrones artísticos, parterres, rocallas, pequeños estanques y fuentes, estatuas... es de aquella época.

Después de la Revolución de 1868, La Gloriosa, el parque quedó destrozado y muy abandonado, por eso durante su Regencia la reina María Cristina de Habsburgo, junto al intendente de palacio el marqués de Borja, decidió que era preciso restaurarlo y para ello se eligió al prestigioso jardinero y paisajista catalán Ramón Oliva, responsable de los más notables parques urbanísticos como El Campo Grande (Valladolid) o La Alameda de Apodaca (Cádiz). En 1890 se reordenó el parque y Oliva trazó el proyecto que llevó a cabo en colaboración con el jardinero de la Casa de Campo Francisco Amat. Conservó el trazado de Pascual y Colomer (el eje principal y las dos fuentes), pero tuvo que realizar importantes desmontes e implantar una red de riego, sirviéndose de plataformas y rampas como transición. La reina quería un "jardín aparentemente descuidado" con grandes arboledas, caminos sinuosos y elementos arquitectónicos que aparecieran tras una curva en el camino buscando sorprender al paseante.

Siguiendo los dictados naturalistas se plantaron mil ejemplares de coníferas, nueve mil ciento setenta árboles variados, seis mil quinientos arbustos, cuatrocientas palmeras... por lo que es lógico que el pabellón recubierto de corcho fuera de aquel momento. Se le llamaba "La Choza de Corcho", con planta octogonal y parecido a un templete o pequeña pagoda, con un pequeño mirador en la parte alta y rodeado de unas grandes vidrieras de colores que facilitaban la entrada de la luz en el interior (actualmente en un pésimo estado de conservación).

También en el Paseo de las Damas se halla El Chalet de la Reina, que construyó el arquitecto mayor de palacio Enrique Repullés Segarra, entre 1898-1899, dentro del proyecto global de renovación del parque. Se trataba de un edificio pequeño, en blanco y rojo, de estilo historicista y basado en las casas rurales alemanas o inglesas muy populares en el norte de Europa. En el cuerpo central había un salón, en el lado izquierdo un tocador y baño y el lado derecho estaba dedicado a oficios religiosos.

Aunque estén muy cercanos y algunos autores afirmen que ambos pabellones de reposo son obra del mismo autor, es decir de Repullés, yo creo que es más lógico pensar que el mal llamado "Chalet de Corcho" debería tomar su nomenclatura original. Por otra parte, es una gran noticia el saber que Patrimonio Nacional se ha decidido a restaurarlo y lo va a dejar en manos de magníficos profesionales.


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