viernes, 8 de mayo de 2020

VILLA LE LAC

Villa Le Lac o Une Petite Maison fue la primera obra de arquitectura moderna que Le Corbusier llevó a cabo junto a su primo el ingeniero Pierre Jeanneret. Tras una profunda investigación de cómo conciliar la vida doméstica con el paisaje realizaron un proyecto en el que se sentaban las bases de su nueva forma de concebir las obras residenciales. Tuvieron que esperar varios meses hasta encontrar el terreno adecuado, una parcela alargada a los pies del lago Lemán y con vistas a los Álpes, en Corseaux, cerca de Vevey (Suiza). En el plano se podía ver un paralepípedo rectangular estrecho y alargado con un pequeño voladizo en uno de sus extremos y un gran ventanal corrido, lo que evocaba la huella "maquinista" presente en el ideario racionalista del momento.

El edificio, un volumen puro de 64 metros cuadrados, cedía parte de su protagonismo a unos espacios exteriores ajardinados. En la fachada sur (16 metros de larga) tenía un ventanal que medía once metros y que iluminaba toda la casa. La cubierta, a la que se accedía por una escalera exterior, gozaba de una capa de tierra y pasto que actuaba como aislante térmico.


En el trozo de muro del sur, que no estaba delante de la casa, se abrió una ventana (réplica a pequeña escala del gran ventanal de la villa) que encuadraba el paisaje, pues según Le Corbusier "para que el paisaje cuente, hay que limitarlo, dimensionarlo mediante una decisión radical: hacer desaparecer los horizontes levantando muros y descubrirlos sólo en algunos puntos estratégicos por interrupción del muro". "Crear espacios dentro y fuera de los edificios para aumentar la calidad de vida; la proximidad del árbol nos acerca a la vegetación y el lago nos proporciona la profundidad del horizonte".

El porche daba continuidad entre el interior y el exterior y el espacio de la planta de la casa era abierto contando con lo estrictamente indispensable: vestíbulo, sala de estar y de trabajo con el piano de su madre, dormitorio, cuarto de baño, cocina, aseo y cuarto de invitados modulable, en suma "una máquina de vivir económica que realizaba cometidos eficientes". Aplicó la Ley de Ripolín (L´Art Décoratif d´aujourd´hui), pues con la desaparición de los espacios oscuros y de los objetos-sentimientos eclécticos que anidaban en las casas tradicionales, se afirmaban los objetos-herramientas verdaderos y puros.


Las paredes estaban hechas con ladrillos huecos de hormigón, conductores del frío y del calor por lo que en 1931 se agregó a la fachada un revestimiento de tablitas de chapa galvanizada. Por entonces nacía la aviación comercial con sus carlingas de aluminio ondulado y la petite maison se ponía - sin intención premeditada - al día y siguiendo la idea de la casa como máquina de vivir, ya que en 1950 se recubrió la cara exterior con aluminio.


En 1925 estuvo terminada y sus padres pasaron en ella largas temporadas, aunque su padre murió al año siguiente. Le Corbusier y su hermano, músico, disfrutaron junto a su madre de la verdadera esencia de un hogar moderno, sobrio, al aire libre pero protegido y gozando de una verdadera salita de vegetación. La madre falleció cuando tenía cien años (1960) y en 1962 la villa pasó a ser considerada como Bien Patrimonial Suizo. La UNESCO la incluyó en su Lista de Patrimonio Mundial en 1916.


Le Corbusier lo había conseguido, había logrado dar forma a una serie de funciones precisas con las dimensiones específicas que pueden alcanzar un mínimo útil y, con ello, el bienestar y la alegría de su querida madre y de todos quienes visitaban aquella entrañable Petite Maison.

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