domingo, 17 de mayo de 2020

MANO, CORAZÓN Y CABEZA

La mano, el corazón y la cabeza eran las tres dimensiones del famoso pedagogo suizo Pestalozzi (1746-1827), que revolucionó la enseñanza de su tiempo. Su método decía que "la buena educación iba más allá del desarrollo intelectual en sí mismo", los niños debían aprender a través de la actividad, a través de los objetos, y ser libres de perseguir sus propios intereses y de deducir sus propias conclusiones. Sin amor no era posible que se desarrollaran ni en el plano físico ni en el mental y la bondad debía reinar en el ambiente. Había que respetar la personalidad del niño (su dignidad interior), saber que era una semilla llena de potencial y que la acción debía estar por encima de la palabra; a través de la observación, la reflexión, la repetición y el otorgar sentido a las experiencias, se intentaba buscar un equilibrio entre la mano, la cabeza y el corazón.

El pintor, diseñador, matemático y profesor suizo Johannes Itten (1888-1967) provenía de la enseñanza primaria y utilizaba los métodos didácticos de Pestalozzi y Fröbel. Profundamente impresionado por él, Gropius le invitó a dar una conferencia en el acto de inauguración de la Bauhaus y más tarde a formar parte de su cuadro de profesores. Se le encargó el Vorkurs (curso preparatorio) que duraba los seis primeros meses y que se diferenciaba de los que se impartían en las academias clásicas de artes y oficios en que los alumnos de Itten no aprendían a copiar objetos sino que se les enseñaba las leyes del color, el ritmo y la composición, lo que fomentaba que el estudiante desarrollara su propia sensibilidad artística.

Muy respetado por alumnos y profesores, vestía con el traje Bauhaus que él mismo había diseñado. Practicaba la fe mazdazna y veía el mundo como un escenario en el que se da permanentemente la lucha del bien y del mal. La verdad debe ser desvelada, pues el concepto de realidad es sólo una apariencia; para ello se necesita la práctica disciplinada de ejercicio físico, control mental, la inclusión del sonido...

Antes de comenzar la primera clase de la mañana se aunaba la práctica de la respiración profunda y consciente al sonoro silbido (Bauhaus pfiff) de los alumnos al unísono, propiciando así el estado ideal para el emprendimiento creativo. Era preciso armonizar todos los aspectos y experiencias vitales con la adquisición de conocimientos. Para Itten, la formación debía ser interdisciplinar pues favorecía la creatividad del alumno. "La Teoría de la Armonía" era una clase impartida por Gertrud Grunow, antigua profesora de Itten e invitada por él a la Bauhaus, que ponía en práctica una pedagogía basada en la sensorialidad y la sensibilidad conjugando los aspectos técnicos con los espirituales.

Ambos abandonaron la Bauhaus en 1923, pues la nueva dirección que tomaba la Escuela indicaba que se iba a enfocar mucho más en la mejora de la producción, buscando la economía y funcionalidad de sus diseños. Quedaban en segundo plano la parte creativa y artística a la hora de crear proyectos y eso no era coherente con su forma de trabajar.

La perfección del ser humano depende del grado de evolución de sus doce sentidos: vista, oído, olfato, tacto, gusto, sentimiento, intuición, transmisión del pensamiento, telepatía, clarividencia, discernimiento espiritual y verificación. Éstos sólo se pueden desarrollar basándose en la higiene física, moral y mental.
Itten lo vivía con naturalidad en su vida cotidiana y fue capaz de trasmitirlo por lo que la huella que dejó en quienes pudieron estar cerca de él fue imperecedera. Más que profesor era maestro en el más amplio sentido de la palabra.



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