martes, 21 de abril de 2020

EL TEATRO ISABELINO

Entre 1562 y 1642, el teatro isabelino marcó el apogeo del teatro inglés con características muy marcadas. Dramaturgos como Shakespeare, Marlowe o Fletcher fueron de los más destacados. Los espectáculos se realizaban por la tarde en teatros o terrenos al aire libre y los que se hacían en el interior eran a la luz de las velas, pero en ambos casos actores y público compartían la misma iluminación. Los decorados eran mínimos, ya que los espectáculos se hacían en la calle, y actuaban en graneros, casas de familia, casas de nobles, en la parte trasera de los carros o en las plazas de las ciudades. Los teatros con estructuras permanentes gozaban de audiencia en todos los lados del escenario y las piezas de decorado eran mínimalistas (unas simples cortinas o un fondo de madera pintado).

Los actores creaban los efectos de sonido (ruido de lluvia, cañones) y muchos de ellos también eran músicos o cantantes, que actuaban antes, durante y después del espectáculo con trompetas, violines, violas... Mientras tanto, la gente iba y venía durante el espectáculo, lo que hacía que los dramaturgos incluyesen resúmenes expositivos. Los miembros de la audiencia a veces abucheaban, les arrojaban cosas o hablaban directamente con los actores y podían comer y hablar.

Los actores formaban compañías teatrales bajo el auspicio de nobles. Tenían de doce a quince miembros e interpretaban todos los roles, dando vida a múltiples personajes en una sola obra. La actuación era algo que se consideraba inapropiado para las mujeres, debido a lo cual los hombres interpretaban los papeles femeninos. Todos los que formaban parte de la empresa desempeñaban casi todos los trabajos. Los actores estaban a cargo de accesorios, disfraces y venta de entradas. No había directores y los gastos eran sufragados por los propios cómicos.

El vestuario isabelino era elaborado, colorido y rico y ayudaba a distinguir entre las clases sociales. Inglaterra estaba gobernada por leyes suntuarias en las que las telas, los colores y los estilos de vestimenta se limitaban a clases específicas, aunque los actores de las compañías autorizadas estaban exentos de esas leyes.

Isabel I accedió al trono en 1558 y su sucesor, Jacobo I, falleció en 1625. Con Carlos I, los puritanos hicieron cerrar los teatros en Inglaterra. En 1534, el cisma anglicano impulsó el teatro secular en detrimento del religioso y una ley multaba a los cómicos ambulantes, por lo que debían adscribirse a una institución formal o casa nobiliaria, debido a lo cual se desarrolló el mecenazgo de las artes escénicas y se estimuló la formación de las compañías teatrales, algo que favorecía la construcción de sus respectivas sedes: The Swam, The Theatre, The Globe...

William Shakespeare fue su mayor gloria, pues expresó la complejidad del ser humano sin moralizaciones y rompiendo con el carácter del teatro medieval. Escribió comedia y tragedia, en prosa y verso, fue autor y actor, pero por encima de todo una persona encantadora y con un gran sentido del humor. Entre sus obras podemos destacar Hamlet, Sueño de una noche de verano, El Rey Lear, Romeo y Julieta, Mucho ruido y pocas nueces, El Mercader de Venecia...



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